GUIÓN
PARTE 1 – Presentación de la protagonista (Melisa), los demás personajes y las relaciones tiene establecidas con ellos.
Melisa está dentro de la casa
Está sentada frente al espejo maquillándose (echándose labial).
Aparece Doña Agripina.
MELISSA: Hola abuela!
AGRIPINA: Hola hija, recuerda que ya te va a recoger Marlon
MELISSA: Sí abuelita, ya casi estoy lista
Pitan (se escucha un pito). Se despide de Doña Agripina.
MELISSA: Chao abuelita ya llegaron por mí. Te quiero, cuidate.
AGRIPINA: Hasta luego hijita, cuidate mucho.
Sale Melisa hacia Marlon, mira a la derecha y está el jardinero agachado trabajando. Él se queda mirándole las piernas. Piensa para él “Mmmm mamita rica y apretadita”.
MELISSA: Oiga usted qué está mirando? Qué tal… Siga trabajando.
Se saluda con marlon. sonríen y se van conversando.
Muestran al jardinero triste mirando a la pareja. Suena Chayanne.
PARTE 2 – Resumen
Melisa está llegando a su casa con Marlon. Se despiden de pico.
MELISSA: Chao bebé, cuidate mucho, te quiero.
MARLON:Chao hermosita! Yo también te quiero.
Él desaparece. Muestran a Melisa buscando las llaves en el bolso cuando se tropieza en la acera. En cámara lenta muestran cómo se le sale el cerebro por la boca.
TOMA1 – El pie cuando se tropieza. (Obstáculo + tacón)
TOMA2 – La boca abierta expulsando el cerebro.
TOMA3 – Ella entera terminando de caer hasta que queda completamente extendida en el suelo.
La muestran levantándose del piso confusa y tocándose la cabeza.
MELISSA:Uuf, creo que se me cayó el cerebro…
Le suena el celular, contesta adolorida.
MELISSA: Aló?
Una voz grave y extraña le dice:
X: Melisa te quedan tres días de vida si no encuentras tu cerebro, (risa macabra) ja-ja-ja!.
Cuelgan. Ella se queda perpleja. Cara de intriga-angustia. Grita al cielo.
MELISSA: Noooo!!!
-OTRA ESCENA-
Aparece dentro de la casa con una mano en la cabeza (le está doliendo). Se encuentra con Doña Agripina en la cocina.
MELISSA: Abuela, me está doliendo mucho la cabeza…
AGRIPINA: Qué te pasó?
MELISSA: Creo que se me cayó el cerebro… ¿Dónde hay dólex?
Empieza a tirar cosas hasta que encuentra una pastilla y se la acerca a la boca.
MELISSA: Nooooo!!
Doña Agripina le mete una cachetada que la tumba al suelo y le unta mantequilla a un libro, “Hacia una arquitectura” de Le Corbusier.
AGRIPINA: Esto te ayudará un poco mientras hacemos algo.
MELISSA (LE CORBUSIER): Gracias, como doy las gracias a los ingenieros de los ferrocarriles y a la compañía de teléfonos.
AGRIPINA: No hay de qué, descansa un rato para que busques tu cerebro.
PARTE 3 – Resumen
La llama Marlon y le dice que va para su casa a visitarla. Melisa intenta arreglarse y se maquilla mal porque no ve nada. Marlon entra a la casa, la ve con el libro y las gafas, le dice que le da asco, que no la quiere volver a ver, que lo avergüenza y que no lo vuelva a buscar.
MELISSA (LE CORBUSIER): ¡Eso no es cierto, son invenciones suyas, es usted un maniático!
Marlon se va sin despedirse. Ella se queda mirando a la puerta. Se dirige hacia una ventana y se asoma. Empieza a llorar. El jardinero que está trabajando ahí le empieza a hablar.
GILBERTO FLOREZ: Mujer, me enteré de tu accidente… Una mujer tan hermosa no merece el llanto.
MELISSA (LE CORBUSIER): Todos los hombres tienen el mismo organismo, las mismas funciones. Todos los hombres tienen las mismas necesidades.
GILBERTO FLOREZ: ¿Además tienes problemas de amor?
MELISSA (LE CORBUSIER): Sí, este muchacho extraordinario era un joven arquitecto; ya han pasado treinta años sobre sus cabellos.
GILBERTO FLORZ: Mujer de poca fe!… No te sientas mal, aquí estoy yo, puedes contar conmigo.
MELISSA (LE CORBUSIER): Gracias, como doy las gracias a los ingenieros de los ferrocarriles y a la compañía de teléfonos.
GILBERTO FLOREZ: Bueno, pues… si quieres puedes salir y buscaremos juntos tu cerebro..
MELISSA (LE CORBUSIER): Gracias. Mi casa es práctica. Además, la investigación de nuestros espíritus es otra.
GILBERTO FLOREZ: Está bien señorita… Estaré pendiente de su cerebro.
MELISSA (LE CORBUSIER): es inútil apresurar la limpieza.
Melisa se entra. Se asoma Doña Agripina.
AGRIPINA: Gilberto, cómo le va…
GILBERTO FLOREZ: Bien Doña Agripina
AGRIPINA: Escúcheme bien. Le pido que no se acerque a Melisa. Le queda terminantemente prohibido volverle a hablar, ¿está claro?
GILBERTO FLOREZ: Como ordene señora.
Enfocan a Doña Agripina con risa malévola. Se acaba la escena.
PARTE 4 - Salen a buscar el cerebro juntos y van entrando en contacto. Melisa y Gilberto se enamoran. Melisa empieza a convulsionar y en el último segundo de vida encuentran el cerebro y se salva.
Melisa aparece en la ventana más desarreglada. Está murmullano (quejándose) en voz baja. El jardinero se le acerca.
GILBERTO FLOREZ: ¿cómo sigues?
MELISSA (LE CORBUSIER): No confundas ese respeto, ese amor, esta admiración, con la insolencia y la indolencia de un hijo mimado.
GILBERTO FLOREZ: Pero no te pongas agresiva… No sé por qué esta situación me pone nervioso…
MELISSA (LE CORBUSIER): Porque provoca en lo más íntimo de nosotros, por encima de nuestros sentidos, una resonancia, una especie de tabla de armonía que se pone a vibrar.
GILBERTO FLOREZ: Melisa, ven aquí, busquemos tu cerebro, el tiempo se agota y no quiero que te pase nada.
Melisa sale al jardín y empiezan a tantear el césped como buscando el cerebro. En unos segundos ella empezará a tocarle las manos a Gilberto.
GILBERTO FLOREZ: ¿Señorita, qué hace?
MELISSA (LE CORBUSIER): Palpar es una segunda forma de vista
GILBERTO FLOREZ: Por qué no descansas… yo me encargaré de tu cerebro.
MELISSA (LE CORBUSIER): Que mi casa fuera un palacio…
Se miran a los ojos
GILBERTO FLOREZ: Enséñame a quererte.
MELISSA (LE CORBUSIER): Jamás me he preparado para la enseñanza.
GILBERTO FLOREZ: Quiero cepillarte, amor…
MELISSA (LE CORBUSIER): El hombre actual cepilla a la perfección una tabla con una cepilladora en unos pocos segundos
GILBERTO FLOREZ: Muñeca vamos allí, olvidemos el cerebro unos instantes… (le guiña el ojo)
MELISSA (LE CORBUSIER): Sí, antes de que zozobren en el abandono o en la destrucción los testigos de nuestro comportamiento secular.
Melisa se detiene como si le estuviera doliendo algo,
MELISSA (LE CORBUSIER): He evocado suficientemente en estas líneas, el agudo momento nacido de las fuerzas presentes.
GILBERTO FLOREZ: No, no me abandones, Melisita bebé
Se desploma y empieza a convulsionar. Le sale espuma por la boca. Mientras ella está en el suelo, Gilberto mira desesperadamente a todas partes, hasta que se da cuenta de sus zapatos y ve algo incrustado en un tacón. Se detiene para examinarlo. Exclama.
GILBERTO FLOREZ: Espera, ¡aquí está tu cerebro! pero… es diminuto!
MELISSA (LE CORBUSIER): La proporcion ha intervenido. (Lo dice moribunda)
Gilberto le arranca el chicle (el cerebro) del zapato y se lo da en la boca. Melisa lo mastica y vuelve en sí. Gilberto la mira enamorado y ella lo mira confusa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario